martes, 4 de febrero de 2014

Petróleo, guerra, propaganda

Por: John Saxe-Fernández



Por su enorme despliegue global, la dependencia del aparato militar de Estados Unidos de los combustibles fósiles para su operación diaria es de tal dimensión estratégica y de seguridad, que sólo pudo soslayar ante la opinión pública la asfixiante e irresponsable embestida político-propagandística contra la nacionalización petrolera y artículos fundamentales de la Constitución protagonizada por una quinta columna, en espera de los despojos del atraco. El Departamento de Defensa de EU (DdD) es el mayor consumidor mundial, público o privado, de petróleo y gas, por lo que cabe aclarar la relación del petróleo, la guerra y la propaganda, del tipo registrado entre la CIA, Amazon y The Washington Post (WP) en torno a Wikileaks y la regresión energética en México.

Los lazos entre la cúpula petrolera, bélico-industrial, militar y el espionaje se desarrollaron en el siglo XX al calor del ascenso hegemónico de EU, en que la guerra entre potencias centrales es pivote al haber sido, hasta ahora, el árbitro último en todas las sucesiones hegemónicas registradas a lo largo de cinco siglos, como lo mostraron F. Braudel y G. Arrighi. Digo hasta ahora porque el mundo es un polvorín termonuclear, químico y biológico que no ha dejado, en momento alguno desde el fin de la guerra fría, de observar una continua modernización y un riesgoso despliegue balístico y anti-balístico inter-continental de corte terminal.

Como de desatarse procesos bélicos sin control a nivel mundial (con mecha en Medio Oriente por el petróleo), entre los primeros blancos de ataque contemplados estaría la respectiva infraestructura energética de EU y Rusia, principales operadores del arsenal nuclear, preocupa que los promotores del atraco a la nación, obnubilados por el negociazo, dejaran a un lado la dimensión estratégico-militar que acarrea la fusión del sector petroeléctrico mexicano a EU: llevaron a sus últimas consecuencias el largo proceso bajo impulso imperial (FMI-BM-BID) que desemboca en la abdicación del manejo directo de la exploración, explotación y conducción de energía y materia prima de enorme peso económico y militar, a unos EU que siguen el ominoso precepto kissingeriano de que el acceso al petróleo es causa de guerra.

Mutilados los artículos 25, 27 y 28, los vastos complejos económico-territoriales involucrados en la operación diaria de Pemex y la CFE pasan a firmas que operan desde la jurisdicción de EU, al cuidado de unas fuerzas de seguridad mexicanas sometidas a lineamientos de fusión bilateral de la Iniciativa Mérida y del Comando Norte del DdD de una potencia expansionista y belicista, involucrada en dos guerras mundiales y en el rosario de conflagraciones que siguió, de Corea a las guerras por los recursos contra Irak, Afganistán, Libia y la diplomacia de fuerza en Irán y Venezuela, nación hermana sede de la mayor reserva mundial de petróleo, amén de ataques que violan toda ley nacional o internacional, usando aviones no-tripulados contra blancos en otros países.

La imprudente abrogación constitucional de la nacionalización petrolera consumada por el PRIAN, fue aclamada por la cúpula petrolera de EU, sus persuasivos cabildos y medios como The Washington Post, entrelazado por su nuevo dueño al aparato de seguridad. En un editorial institucional ese rotativo, que acaba de informar que el apoyo de inteligencia de EU a México es el más grande fuera de Afganistán, proclamó sin rubor o el menor asomo de periodismo analítico serio, que la ruptura petrolera en México demuestra ”...cómo una democracia funcional puede hacer frente a los problemas más sensibles de una nación”... Aunque los beneficios no se verán en varios años, es un triunfo... que abre las puertas al despegue de México. ¿Por qué esta narrativa en tan abrupto y obvio abandono de los hechos? ¿Democracia funcional luego de la desaseada elección presidencial de 2012, sobrada de causales de nulidad por la masiva compra priista del voto de una población lanzada a la miseria y el hambre por el neoliberalismo? ¿Olvida el WP que PRI y PAN nunca plantearon en su plataforma electoral cambios constitucionales y menos de este calibre, negándose a una consulta ciudadana? ¿En EU no tienen derecho a saber de las graves omisiones, atropellamientos, irregularidades y cambios subrepticios en los procesos y el texto de la reforma, denunciadas por la oposición?

La insostenible narrativa institucional del WP ¿es porque, como dice Norman Solomon en el Huffington Post (18/12/13), el nuevo y acaudalado dueño del WP sea fundador y principal accionista de Amazon, que cerró un contrato con la CIA por 600 millones de dólares (más del doble de lo que pagó por el WP) por el manejo de la infraestructura cloud? ¿O fue un premio por desatar Amazon ataques en red contra Wikileaks cancelando su acceso a la Amazon Web Services, cuando transmitía cientos de cables internos del Departamento de Estado?

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